El hombre de las doce Ligas, de las siete Copas de España. De las tres Copas de Europa. El palmarés del legendario base del Real Madrid es inabarcable. Como lo es también su ambición en su nueva aventura: recorrer parte del Camino de Santiago, en la iniciativa solidaria que promueve, por segundo año consecutivo, el Rio Natura Monbus Obradoiro. Corbalán recoge el testigo de Terry Porter.
El madrileño, uno de los grandes bases del baloncesto nacional y europeo, ganó absolutamente todo con el Real Madrid. Reclutado por Lolo Sainz cuando apenas era un adolescente, Juan no tardó en demostrar su clase. Pronto se hizo con el timón del primer equipo blanco, al que guió durante más de 15 temporadas plagadas de éxitos. En una época de grandes bases, como Chichi Creus, Rafa Jofresa o Pablo Laso, destacó una rivalidad por encima de todas: la que tenía con Nacho Solozábal, director de orquesta del Barcelona.
Con Corbalán a los mandos, el Madrid se llevó doce veces el campeonato nacional de Liga, seis de ellas consecutivas. No había quien tosiera al combinado madrileño durante la década de los 70, vencedores de ocho campeonatos. Además de las siete Copas de España, de la Copa Korac o de las tres Intercontinentales, al Madrid de aquellos años se le recuerda por sus conquistas en la máxima competición continental. Hasta en tres ocasiones se proclamó el equipo de Corbalán campeón de Europa durante los años en los que el base vistió la camiseta blanca. En dos de ellas, el Madrid extendió su hegemonía nacional al ámbito Europeo. Especialmente sobresaliente fue el curso 1973-74, aquel en el que Corbalán llevó al madridismo a celebrar el triplete.
No obstante, los galardones individuales llegaron durante la siguiente década. En 1983 fue el Mejor Jugador de Europa, hito que repitió ese mismo verano con la Selección Española en Nantes. En 1989, la revista Gigantes del Basket le otorgó el premio “Gigante de Leyenda”.
“Nuestro secreto fue jugar más rápido que ningún equipo, pero para jugar rápido y no cometer errores alguien tenía que convertir el caos en armonía. Ese fue mi secreto” asegura aquel base encargado de “convertir el caos en armonía”.
Un espejo en el que se miraron muchos jóvenes durante generaciones. Un adelantado a su tiempo que cambió la concepción de base. Un jugador muy competitivo, tan capaz de superar la veintena de puntos al tiempo que repartía asistencias como de recorrer casi treinta kilómetros en la etapa más complicada de su Camino mientras conversa con sus acompañantes.
Ahora, desde el retiro, sigue el baloncesto al tiempo que se dedica al mundo de la medicina, centrado especialmente en el mundo del deporte dirigiendo el Instituto de Rehabilitación Funcional La Salle.
El sábado llega a Santiago Juan Antonio Corbalán, el base que lo ganó todo con el Real Madrid.
Íñigo Caínzos.